¿Quieres conocer Dinamarca? ¿Quieres conocer Suecia? ¿Y si en el mismo viaje te puedes llevar un poco de las dos culturas? Eso es lo que hice en mi escapada a Copenhague.
Llevaba años queriendo conocer estas altas latitudes, hasta que un día, cuando menos lo esperaba, como suelen ocurrir las cosas, se presentó la oportunidad de ir a conocer Copenhague, capital de Dinamarca. ¡Qué ilusión tener la oportunidad de conocer la ciudad de Hans Christian Andersen!, pensé. Pero ya que estaba en Copenhague, ¿por qué no lanzarme a la aventura sueca?
Sí, soy así, y siempre voy montando los viajes de esta manera: ya que, si estoy en un sitio, por queé no voy a la ciudad que está al lado. Y ya que estoy en esa ciudad,¿por qué no voy a la siguiente? Y así, poco a poco, voy completando los días, hasta que me doy cuenta de que mis vacaciones se van acabando y toca hacer el retorno a casa.
Pero en esta ocasión, leyendo e informándome, me di cuenta de que mi idea de conocer Dinamarca y Suecia en el mismo viaje era posible porque los escasos veinte kilómetros que separan Copenhague (en Dinamarca) de Malmö (en Suecia) por el estrecho de Öresund, punto de unión entre el Mar Báltico y el Mar del Norte, hacen que podamos pasar de un país a otro ¡en apenas media hora en tren!
¿Y cómo es esto posible?, os estaréis preguntando muchos. Pues gracias a una de las obras de ingeniería más importante de finales del siglo XX. Concretamente, el puente de Öresund, el cual quedaría inaugurado en el año 2.000.
Nueve largos años duró la construcción de este puente donde, como en casi toda obra de envergadura de ingeniería, fueron surgiendo diversos problemas. El primero de ellos, a la hora del planteamiento inicial, fue la cercanía del aeropuerto de Copenhague al estrecho. ¿Cómo hacer un puente que tuviera la altura suficiente pero que no fuera un impedimento para los aviones en su fase de despegue y aterrizaje? No olvidemos que el puente tenía que tener, al mismo tiempo, una altura también suficiente para que permitiera a los barcos pasar por debajo de él, ya que este es un punto estratégico de paso de barcos.
La solución vino enseguida, no construirían un puente cualquiera, sino construirían un híbrido, mitad puente, mitad túnel. Del lado danés partiría un túnel, hasta una isla artificial creada para tal hecho, y ya desde allí surgiría el puente hasta el lado sueco. ¡Una auténtica obra maestra!
La isla artificial, denominada como Peberholm, está conectada al puente y al túnel y cuenta con poco más de 4 kilómetros de largo. La isla está deshabitada y supone un gran laboratorio biológico. Los científicos están en constante observación del impacto ecológico, donde ya se han registrado la observación de diferentes especies de aves y de plantas. ¡Todo un hito de la naturaleza y mucho por descubrir para los científicos!
Esta obra, gran espectáculo de la ingeniería y de los mejores avances técnicos, ha supuesto una mayor repercusión de la que ya tuvo en su día el eurotúnel entre Inglaterra y Francia y es que estas dos ciudades (Copenhague y Malmö) se encontraban con problemas complementarios. Ambas ciudades, pero en sentidos contrarios, tenían necesidades comerciales, laborales y de viviendas.
El puente-túnel de Öresund, además de poder ser usado por vía férrea, como fue mi caso, que lo atravesé en tren, cuenta con cuatro carriles de carretera, pasando a ser el puente combinado tren-carretera más largo de Europa. De hecho, es la única vía existente hasta el momento que ha permitido unir por carretera a Suecia y Finlandia con el resto de Europa, ya que esta comunicación vial antes era inexistente. (Recordemos que por el lado de Finlandia ya hace frontera con Rusia, mientras que, por el lado sueco, hace frontera con el mar).
¿Qué os ha parecido esta gran obra? ¿Os apetecería ir a conocerla y atravesarla en tren? Os aseguro que os va a parecer alucinante que el ser humano pueda construir esas maravillas y podamos romper con los límites de la naturaleza.