Alemania es un país que me fascina por sus paisajes. La naturaleza toma un papel protagonista y el resto de los actores giran en torno a ella. Si hay una región a destacar y popularmente conocida, ésta es la Selva Negra (Scharzwald). ¿Me acompañáis?
La primera vez que pasé por la Selva Negra tendría unos veinte años y, proviniendo del sur de España, pocas veces había visto bosques tan frondosos, con troncos de árboles tan altos y donde la vida diaria de sus habitantes estuviera organizada en torno a este bello escenario.
La segunda vez, ya sabiendo con lo que me iba a encontrar, en una escapada de unos días, decidí organizar un viaje en tren. En esta ocasión el factor sorpresa de la primera vez no lo llevaba conmigo pero, quizás por eso precisamente, quería dejarme impresionar por el paisaje, relajarme de esas horas de trayecto en tren (creo que conforme van pasando los años, más se va convirtiendo en mi medio de transporte favorito).
Mi ruta por la Selva Negra en tren
Día 1
Berlín – Nuremberg
Aunque Nuremberg no se encuentra oficialmente en la Selva Negra, ya que se ubica en el sureste de Alemania, en la región de Franconia, dentro del Land de Baviera, pme pareció una primera parada muy interesante antes de adentrarme en la Selva Negra.
Los más de 400 kilómetros que la separan de Berlín (mi punto de partida) me hizo pensar que era un trayecto en tren más que suficiente para el primer día.
Nuremberg es una ciudad que me fascinó, ¡hay tanta historia en ella! Y el casco antiguo, aunque restaurado, conserva una belleza particular. Os contaré muchos más detalles de esta hermosa ciudad en otro post, porque da para unos cuantos. ¡Una visita que recomiendo muy especialmente en una escapada que realicéis por la zona!
Día 2
Nuremberg – Lindau
Lindau se encuentra también en el estado de Baviera, pegado a la frontera con Austria, en el entorno del lago Constanza (Bodensee).
La parte antigua de la ciudad se encuentra en una isla, unida a la parte terrestre a través de un puente y un viaducto, donde ya se ha ido desarrollando toda la ciudad moderna.
Durante varios años, fue una ciudad imperial independiente, hasta que ya en 1.803 entró a formar parte del estado de Baviera.
Lindau es una ciudad muy turística, quizás en parte debido a su genial ubicación, entre los dos países (Alemania y Austria) y al entorno de su lago, lo que hace de ella una ciudad con un marco incomparable, donde el clima es muy suave y agradable.
Lo que más destaca de Lindau y es muy característico de ver en numerosas fotos, es su puerto de entrada, donde aparecen a un lado el faro y en el otro una estatua del león de Baviera. Los barcos navegan por el lago hacia Constanza (estado de Baden-Wurtemberg) durante todo el año y hacia Bregenz (Austria) y Meersburg (Baden-Wurtemberg) navegan entre los meses de abril y octubre.
Mi escapada fue en junio, y fue muy agradable en ese tiempo pasear por sus calles y empaparme del olor y el ambiente del lago. Y es que esos lindos paseos no fueron estropeados por los pequeños aguaceros que me cayeron por el camino.
Día 3
Visita a Bregenz (Austria)
Como os dije anteriormente, Lindau está limítrofe con Austria y es que la primera ciudad de este país con la que nos encontramos a continuación es con Bregenz.
Bregenz, ya territorio austríaco, además de estar comunicada con Lindau por barco a través del lago Constanza, también se comunica con ella por ferrocarril.
Bregenz está en la punta este del lago Constanza, siendo punto de unión entre los tres países que comparten el lago Constanza: Alemania, Austria y Suiza.
Como ya os decía al comienzo, si hay algo que me cautivó desde el principio en esta escapada es sus bellos paisajes. Bregenz es naturaleza en estado puro, una combinación perfecta de las montañas de los Alpes con el lago Constanza es lo que encontrarás aquí.
Yo crucé de una ciudad a la otra en barco y luego, una vez que llegué a Bregenz, usé un teleférico para subir a contemplar el lago desde arriba a algo más de mil metros de altitud. ¡Una experiencia más que recomendable! Toda la información actualizada de este teleférico la podéis encontrar aquí (éste realiza subidas todos los días regularmente por un precio que va variando según la estación del año en la que nos encontremos).
Arriba de las montañas, además de poder disfrutar de las vistas del lago y ser conscientes de cómo es un punto de unión entre los tres países, también podréis disfrutar de la compañía de una fauna en libertad excepcional, como ciervos, jabalíes, cabras alpinas… ¡Experiencia inigualable tanto para los más grandes como para los más pequeños de la casa!
Día 4
Lindau – Waldbronn
Después de sentir la cercanía del lago Constanza, llegaba la hora de atravesar la Selva Negra y, para ello, el primer paso era adentrarnos en ella.
Por la mañana a primera hora continué mi viaje en tren con dirección a Waldbronn, un pequeño pueblo situado en el estado de Baden-Wütenberg.
Waldbronn, a contrario de lo que pasaba en Lindau, no es un sitio turístico, ni una parada general de turistas, pero mientras organizaba el viaje, apareció ante mí y me cautivó. Lo que más llamó mi atención fue el hecho de que fuera un pequeño pueblo, en mitad de la Selva Negra, y encima tuviera un spa donde poder relajarme en mitad de la naturaleza. Y sí, opción totalmente acertada. Pasé una tarde de relax total con unas vistas maravillosas. Si sois como yo y os encantan los spas, no deberíais dejar pasar esta oportunidad.
Día 5
Waldbronn- Berlín
Visita a Karlsruhe
Pues sí, la escapada iba llegando a su fin, pero no sin antes aprovechar al máximo hasta el último minuto.
Ya que Waldbronn se encuentra a escasos 20 minutos en tren de Karlsruhe, decidí hacer parada en esta bella ciudad barroca para descubrirla.
¡Y un buen descubrimiento que hice! Karlsruhe es una de las ciudades más soleadas de Alemania, y es que, en aquel día de junio, ¡qué calor pasé en ella!
Pero quizás, uno de los motivos por los que es más conocida esta ciudad es por su ambiente universitario. En ella se encuentra el Instituto Tecnológico de Karlsruhe (conocido por sus siglas KIT), que cuenta en sus filas con más de veinte mil estudiantes y casi diez mil empleados. Por ella han pasado varios premios Nobeles, especialmente del área de la física, ingeniería mecánica, eléctrica, industrial e incluso del área de la informática.
Y ahora ya sí…abandonaba la Selva Negra. Muy contenta por los días tan agradables que había pasado, la de descubrimientos y sitios nuevos que había conocido, los paisajes tan increíbles de los que había disfrutado, pero lo mejor de todo, sabiendo que muy pronto volvería a estar en ella. Schwarzwald, wir sehen uns bald wieder!