Sí, sé que dos días en París pueden parece una locura para muchos, pero en aquella ocasión no quería pasarla por alto.
Me remonto al año 2.016, cuando, por cosas de la vida, todo dio un giro y en menos de tres meses me veía embalando ropa, accesorios, macetas, muebles, ¡de todo! Lo que viene siendo cerrar toda una casa, una etapa de mi vida, y empezar de nuevo, desde cero. Dejaba mi querida Berlín, donde tantos buenos días había pasado en ella, incluso antes de que definitivamente me decidiera a instalarme en ella. Y no era sólo la nostalgia por lo que dejaba lo que me abrumaba, sino la ilusión por lo que venía: ¡el Mediterráneo me abría sus puertas! Así que, mirando el mapa, si tenía que realizar el trayecto desde Berlín a Barcelona, ¿porqué no hacía una parada a mitad de camino, por ejemplo, en Paris? Oh, là, là!
Era cierto que no tenía mucho tiempo, que llevaba muchas cosas a cuesta, tanto en el sentido estricto de la expresión, como mentalmente. Pero sí, lo decidí, lo tenía claro, París siempre deja huella en el corazón y, en ese momento, lo necesitaba intensamente.
Qué ver en Paris en dos días
Moulin Rouge
Si hablamos de llenar el corazón, una parada en el Moulin Rouge (molino rojo) es obligatoria.
Este famoso cabaret ubicado en el barrio del Pigalle es un emblema de finales del siglo XIX y primera guerra mundial, la época conocida como la Belle Epoque.

Aquí se celebran una gran variedad de espectáculos, magia, canto, todo ello con importante presencia del contenido erótico e incluso se habla de que ya se realizaban en este cabaret los primeros stripteases, allá por el año 1.890.
Montmartre y el sagrado corazón
Montmartre es uno de los barrios parisinos por excelencia. Cuna del impresionismo, de la París bohemia del siglo XIX, aquí empezaron a llegar artistas de diferente índole convirtiéndose en un auténtico centro artístico mundial. Por sus calles pasaron grandes artistas de la talla de pintores como Picasso, Modigliani o Van Gogh, así como también compositores como Erik Satie.
La Place du Tertre, popularmente conocida como la plaza de los pintores, es un auténtico lujo y un espectáculo que no puedes dejar de ver durante tus dos días en París. Y, además, ¿porqué no llevarte algún óleo o acuarela de recuerdo para casa? Yo no me pude resistir y todos los días en el salón de casa lo miro y digo: oh, là, là, París!
Montmartre se identifica por tener en lo alto de su colina la cúpula blanca de la Basílica del Sacré Coeur (sagrado corazón). Esta basílica, dedicada al sagrado corazón de Jesús y de culto católico, se inspira en la arquitectura romana y bizantina y sirvió de inspiración para otros edificios religiosos del siglo XX.
¡Desde lo alto de la colina se pueden observar unas vistas de infarto de todo París!

Museo de Orsay
Poco más os puedo contar de este museo, puesto que ya os dediqué un post entero y solito para él, puesto que, en este viaje, fue mi auténtico y gran descubrimiento de París. Si queréis mi recomendación, ¡yo no me lo perdería en mis dos días en Paris!
Torre Eiffel
Si hay un símbolo por antonomasia en París, ésa es la torre Eiffel, ¿quién no la reconoce le enseñen la foto que le enseñen?
Río Sena
¿Y cómo no pasear a la caída de la tarde a orillas del río Sena?
El río Sena, de casi 800 kilómetros de longitud, discurre únicamente por el país francés, siendo el tercer río más largo del país.
Y es que las vistas que se pueden contemplar desde sus orillas definitivamente curan el corazón y el alma.

Museo del Louvre
¿Qué os puedo decir del museo del Louvre? Pues que aquí se exponen muchas de las mayores obras existentes en el mundo, así que creo que con eso no hace falta que os diga mucho más.
Sí que es cierto que, para visitarlo a fondo, hace falta mucho más que dos o tres horas y, como en dos días en París no tenemos tantas horas, sí que podemos visitar al menos las obras más destacadas. Es el mismo museo el que marca un circuito a realizar para que no nos saltemos las obras más destacables.
Catedral de Notre Dame

Esta catedral de culto católico es uno de los edificios más antiguos que se mantienen en pie construido en estilo gótico.
Está dedicado a María (Notre Dame significa en castellano nuestra señora) y se encuentra en la pequeña isla de la Cité que se forma en la capital francesa por el rodeo que forman las aguas del río Sena.
Muy famosas son las esculturas que la adornan de gárgolas, popularmente conocidas a raíz de la película de Disney “El jorobado de Notre Dame”.
Arco del triunfo y campos elíseos
Los campos elíseos son la principal avenida de París, casi dos kilómetros que van desde el arco del triunfo hasta la plaza de la concordia.
Los campos elíseos son una avenida ancha y recta. Como dato curioso os cuento que la línea de meta del Tour de Francia se sitúa en esta misma avenida y es que también casi todas las grandes marcas de moda de lujo, así como las de joyerías y grandes tecnologías, tienen cabida en esta avenida.
Y ahora, después de todo esto, ¿qué? Aunque os parezca poco, y si no tenéis más tiempo, París, ¡sí, sí, sí! ¡Aunque sólo sean dos días!