Marruecos es un país vecino que, aunque separados por escasos kilómetros de agua, a veces se nos olvide que está tan cerca. Marruecos es un país vecino, pero, al mismo tiempo, pertenece a otro continente. Marruecos es un país tan diferente del nuestro y, a la vez, tan cercano, que puede llegar a ser una auténtica sorpresa cuando lo pisamos por primera vez.
Marruecos es un país que engancha a muchos, desde niños hasta adultos, todos encontramos ese punto de fascinación con este país. A los más peques les maravilla descubrir el desierto, los camellos y poder pasar una noche durmiendo en una tienda de campaña iluminados por las estrellas. No puede existir mejor clase para explicarles al mismo tiempo la ubicación geográfica, la historia del país, el porqué, origen y situación actual y una pequeña lección de física, para que comprendan por qué de día hace tanto calor, mientras que de noche las temperaturas descienden en abundancia.
Tampoco la gastronomía de Marruecos puede pasarnos por alto, puesto que sus tajines harán las delicias de nuestros paladares. El tajin es como se conoce al plato tradicional, que en verdad es un recipiente de barro, con poco fondo y con una tapa en forma cónica. Es precisamente esta tapa, en forma de chimenea, la que mantiene el calor y el vapor y evita que los alimentos se resequen mientras se cocinan. Los ingredientes para este tajin son muy variados, pero los más característicos son de pollo, de cordero o de verduras.
Si todavía no conoces Marruecos o, por el contrario, tienes ganas de volver, pero no sabes exactamente qué visitar aquí os propongo una ruta de ciudades por el norte del país que no os deberíais perder:
Tánger
Llegar a Marruecos es de muy fácil acceso en ferry desde Algeciras (Cádiz). Yo os propongo que lleguéis al puerto de Tánger, ya que desde allí será mucho más cómodo y sencillo iniciar vuestra ruta por el norte del país.
Tánger tiene muchísima historia, así que no paséis la oportunidad de dejaros embaucar por ella y perderos por sus numerosos callejones.
Si no tenéis mucho tiempo y preferís continuar, podemos tomar un coche de alquiler en el mismo puerto, subid las mochilas y ¡listos para partir!
Chefchaouen
A unas dos horas y media en coche desde Tánger nos encontramos con Chefchaouen, una ciudad azul. Y es que lo que más va a llamar tu atención es el color con el que están pintadas las casas, ya que todo es azul.
Aquí podrás hacer unas fotos increíbles, con las que recordar tu paso por esta ciudad tan encantadora.
Personalmente me recuerda mucho a los pueblos blancos andaluces, pero cambiando el color blanco por el azul.
Pasear por sus calles, comprar especias por sus puestos callejeros, en los cuales hacen fuertes contrastes sus colores y llaman especial atención sus olores o hacerte un tatuaje de henna, serán algunas de las actividades que podrás realizar a tu paso por esta bella ciudad. Y, por supuesto, no te puedes olvidar de hacer una parada para degustar un rico té marroquí.
Fez
Continuando nuestra ruta un poco hacia el sur, a unos 200 Km, nos encontraríamos con Fez, una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos.
Fez, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una delicia para deleitarse con sus callejones serpenteantes. Sus mercados y zocos te invaden de olores y colores y el característico regateo no te dejará olvidar que estás en Marruecos.
No puedes dejar de pasear por los barrios de artesanos, donde podrás ver, entre otras muchas tareas, cómo es el trabajo del cuero, los tintes para las alfombras y el proceso largo, complejo y manual que conlleva.
Meknes
Para ir cerrando nuestro círculo de vuelta a nuestro punto de partida, no podemos dejar de hacer una parada en Meknes.
Meknes es otra de las ciudades imperiales junto a Fez, como ya habíamos indicado anteriormente. Las otras dos ciudades imperiales, y que quedarían fuera de esta ruta, serían Marrakech y Rabat.
En Meknes no podemos dejar de visitar la Gran Mezquita, fundada en el siglo XI por los almorávides, ni el monumento Bab Mansour, la puerta más grande de todo Marruecos y de toda África del norte, la cual fue construida en 1.732 por Moulay Ismael.
Si aún tienes tiempo, merece la pena hacer una especial parada en las ruinas romanas de Volubilis, ubicadas a unos 30 Km de Meknes.
Assilah
Subiendo ya hacia nuestro punto de partida por la costa oeste del país, nos encontramos con Assilah, una parada obligatoria en nuestra ruta por el norte de Marruecos.
Se encuentra a tan solo 50 Km de Tánger, pero es un punto especial que bien merece nuestra visita
Su ubicación estratégica y privilegiada hizo que durante el paso de los años fuese controlada por fenicios, griegos, romanos, cartaginenses, portugueses, españoles y finalmente por árabes. Recibiendo por cada uno de ellos un nombre distinto, hasta que finalmente fueron los árabes los que le dieron el nombre de Assilah.
Sus casas blancas de zócalos azules y la luz blanca que cae del sol, junto a la influencia del mar, te trasmitirán una paz interior y una tranquilidad difícil de encontrar en otros puntos del país. Alejada de los bulliciosos mercados, pasear por su paseo marítimo es una delicia.
La influencia del turismo en la ciudad está latente y muchas de las viviendas costeras se dedican al alquiler por temporadas a turistas que vienen en busca del sol, el mar y la tranquilidad.
Y ya estamos de vuelta en Tánger para coger nuestro ferry de vuelta a la península. Han sido unos cuatro o cinco días de contrastes, donde hemos pasado de la zona costera en nuestra etapa final a la zona del interior de Rif, por donde empezamos nuestra aventura.
¿Cuándo nos vamos al norte del Marruecos?