Hace unas semanas tuve el enorme placer de poder participar junto a otros blogueros andaluces de la asociación de Andalucía Travel Bloggers en la exposición que actualmente se está celebrando en Sevilla sobre Murillo.
La exposición tiene cabida en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense y a través de todas las obras, muchas de ellas traídas de diferentes partes del mundo como Alemania, Reino Unido o Estados Unidos, se hace un recorrido cronológico y temático por la trayectoria del pintor.
Bartolomé Esteban Murillo no era un simple pintor. Este codiciado sevillano llegó a ser consciente del lugar que ocupaba en la sociedad, de ahí la cantidad de autorretratos que llegó a hacerse a sí mismo para exponerse como una persona importante. Era un hombre enérgico, decidido y ese fuerte y marcado carácter, junto con ese don nato por la pintura, es lo que muchos dicen que le llevó a alcanzar esa situación. Es un placer disfrutar de la fama en vida, ¡ya lo hubiera querido para sí muchos otros grandes artistas!
El gran maestro de Murillo fue Juan del Castillo. Murillo consiguió humanizar las escenas religiosas, al mismo tiempo que alcanzaba una excelencia técnica y de comunicación expresiva en sus obras.
Volviendo al tema de las técnicas, Murillo fue un gran innovador, experimentando con técnicas que sólo estaban al alcance de grandes artistas como el veneciano Tiziano. Y no sólo esa innovación en las técnicas es la que hace que haya un paralelismo con grandes maestros italianos, ¡sino que hay muchas más coincidencias!
A lo largo de mi visita pude disfrutar de muchas grandes obras, como sus pinturas religiosas. ¡Qué realismo muestran! Esa mirada de los niños, que parece como si se fueran a salir del cuadro, ¡es que me dejaron con la boca abierta!
Otro de los muchos detalles que llamaron mi atención y que, de hecho, marcan el carácter del artista, es la unión de lo religioso, lo divino, con elementos cotidianos de la vida diaria. ¡Sólo un gran maestro como él tiene a su alcance unirlo de esa manera!
Pero no toda su obra se centra en lo místico. A lo largo de la exposición también se pueden admirar muchas obras de temas más profanos como retratos, tanto autorretratos como retratos que realizaba a reyes o personajes ilustres de la época, que eran sus clientes, los cuales se podían permitir pagar el elevado precio que eso conllevaba.
Pero eso no es todo, en la exposición también puedes ver grandes obras de Murillo con escenas protagonizadas por personajes populares y personas del día a día.
Un detalle más que me asombró fue el hecho de ver junto a las grandes obras unas pequeñas réplicas, pero en tamaño mucho más pequeño, podríamos decir que a un tamaño tipo A4, como un folio. Sobre estas pequeñas réplicas no existe una opinión uniforme. Hay muchos historiadores y estudiosos que piensan que esos pequeños formatos son bocetos que Murillo realizaba anteriormente a la creación de la obra, como guía para orientarse. Sin embargo, hay muchos otros que opinan que no tiene nada que ver con eso, sino que esos pequeños formatos le servían al artista como catálogo de muestra para la venta a futuros clientes. Fuera como fuese, lo que está claro y yo pude comprobar a lo largo de mi visita es que el nivel de detalles de la gran obra a ese formato es increíble y lo que está claro es que Murillo lo hacía con una intención muy concreta.
La exposición “Murillo, IV Centenario”, a lo largo de las 55 obras del artista, nos muestra una persona totalmente desconocida para muchos, incluso para los mismos paisanos sevillanos, que tienen una asociación de Murillo muy fuerte como pintor de Inmaculadas. Esta errónea asociación quizás se deba a que muchas de las grandes obras del artista salieron muy pronto de España y muy poco o casi nada se ha sabido de ellas hasta que, gracias a esta exposición, se ha podido mostrar a todo el público.
Como os decía anteriormente, para poder llegar a ello, ha habido mucho trabajo y colaboración por parte de muchas personas y entidades. Hay que recordar que muchas de las obras se han traído de países de todo el mundo, por ejemplo, algunos de los préstamos se han acordado con el Louvre de Paris, la Tate Gallery de Londres o el MET de Nueva York.
De verdad, ¿os vais a perder esta gran exposición de Murillo? Recordad que está abierta al público hasta el próximo domingo 17 de marzo. ¡Sevilla y Murillo os esperan con los brazos abiertos!