La primera vez que visité Potsdam teníamos unos agradables veinte grados y el sol brillaba con la fuerza que lo hace en un día de verano en Alemania. Después de un fuerte desayuno y tomar mi bici equipada con bocadillos y agua para pasar un día al exterior, no podía encontrarme con mejor escenario para visitar Potsdam. Un día muy completo que me dejó exhausta, pero con muy buenas vibraciones para volver a ella, como hice, en varias futuras ocasiones.
Potsdam es una pequeña localidad ubicada al oeste de Berlín, la cual no deberías dejar de visitar si pasas por la capital alemana. Si tienes tus dudas sobre si compensa pasar un día por aquí o no, aquí te indico qué es lo que te perderías si no lo haces:
- El trayecto en tren desde Berlín es increíblemente bello. Pasarás por el magnífico bosque de Grünewald, el cual te hará quedarte con la boca abierta mientras contemplas su impresionante naturaleza. Tened en cuenta que, para llegar a Potsdam, tendréis que comprar el tiquet de la zona A-B-C o, si tenéis algún tipo de abono para las zonas A-B, compraros la extensión de viaje para la zona C.
- Cruzar el puente de los espías te trasladará a una de las numerosas películas de la guerra fría que estoy convencida que has visto ciento de veces. Denominado realmente puente de Glienicke, cruza el río Havel y fue reconstruido después de la Segunda Guerra Mundial debido a los innumerables daños sufridos. Este puente era utilizado para el intercambio de los espías capturados durante el periodo de la Guerra Fría.
- La universidad de Potsdam es la más grande de las tres universidades de la región de Brandenburg. En ella se pueden cursar estudios de filosofía, matemáticas o deporte, entre otras titulaciones. Su campus alberga edificios tan magníficos como el palacio nuevo de Sanssouci o instalaciones ubicadas en el parque de Babelsberg.
- ¿Recuerdas la capitulación de la segunda guerra mundial? Pues estos acuerdos se firmaron en el palacio de Cecilienhof, ubicados en esta localidad. Cuando estás allí, ya te puedes imaginar reunidos en aquella mesa a Winston Churchill, Josef Stalin y Harry S. Truman, firmando lo que cambiaría el rumbo del mundo y llegaría a ser conocido como “conferencia de Potsdam”.
- Babelsberg es la zona más grande de todo Potsdam. Como dije antes, una parte importante de su impresionante parque se utiliza para el campus de la universidad, pero también dispone de un palacio maravilloso. Además, en esta área se encuentran los estudios de grabación cinematográfica encargados de muchas de las producciones de cine alemán.
- Una parada obligatoria la encuentras en el palacio de Sanssouci, el que fue palacio de verano de Federico el Grande, rey de Prusia. Una vuelta al siglo XVIII. Pasear por sus hermosos jardines es un placer que no deberías perderte, aunque sea invierno y las temperaturas bajo cero invadan la ciudad. Pero es cierto que, si lo puedes visitar en primavera, ya entonces te quedarás totalmente enamorado de ellos y entenderás por qué este emplazamiento fue nominado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
- La puerta de Brandenburgo de Postdam es la que da comienzo a la calle peatonal del casco antiguo. En ella están representados los planetas del sistema solar con sus distancias respecto del sol hechas a escala. Un paseo de lo más agradable todo lleno de tiendas, bares y cafeterías. Pero ¡atención! Que es una puerta de Brandenburgo diferente a la de Berlín.
- Barrio holandés. Es un área con casitas al estilo holandés con ladrillos ojos. Estas viviendas fueron edificadas a mediados del siglo XVIII por trabajadores holandeses que fueron enviados a trabajar a la zona.
- El siglo XIX también dejó un valor muy importante en esta localidad y un ejemplo de ello lo encontramos en el palacio de la Orangerie, también declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Y, para mí, lo mejor de todo es que te puedes recorrer esta bella e increíble localidad en bici en unas horas. Alguna que otra pequeña cuesta te tocará subir (bajarlo es muy fácil), pero es que te sientes tan en libertad en mitad de su naturaleza y su riqueza de patrimonio que, ¿cómo renunciar a ir a conocerla?