Ruta en Oporto

Tranvía por una calle de Oporto

Definir una ruta en Oporto depende de muchos factores, entre ellos y quizás uno de los más importantes, el número de días que vayáis a pasar en la ciudad. Aunque claro, esto no es que sea exclusivo de definir una ruta en Oporto, es que es extensible a definir una ruta en cualquier ciudad o destino del mundo.

Como no puedo generalizar y adaptarme a cada una de vuestras necesidades, os voy a contar cómo fue mi ruta en Oporto por si os sirve de ayuda.

Día 1

Llegué a Oporto en coche desde Sevilla. Un camino aproximadamente de unos 600 kilómetros, que se me hizo bastante corto y muy ameno.

Ya que viajábamos en coche con el bebé, hicimos una primera parada en Estremoz, teniéndonos que adaptar a sus necesidades de horarios de comida. Como ya os he dicho muchas veces, la idea de este blog surgió por la necesidad de querer ayudar a muchos otros viajeros igual que vosotros me ayudáis a mí a la hora de planear mis viajes. Así que, gracias a comentarios de otros viajeros que ya habían pasado por ahí, nos paramos a comer en el restaurante Alecrim y ¡qué buena elección! La comida esaba exquisita y el trato fue inmejorable.

Continuamos el trayecto pensando que ya llegaríamos sin tener que hacer ninguna otra parada a Oporto. Pero, claro, nuevamente el bebé necesitaba de nuestra ayuda para comer. Así que la segunda parada la hicimos en Sertã, donde también aprovechamos para disfrutar de un buen café.

Un calle típica del centro de Oporto
Un calle típica del centro de Oporto

¡Y llegamos a Oporto! Tantas eran las ganas de conocer la ciudad, que fue llegar al hotel, dejar las cosas, medio asearnos y marcharnos al centro para verlo al anochecer. ¡Guau! Sí, verdaderamente era como en las fotos que tanto había visto. Allí estaba el puente de Don Luis I, las bodegas en la orilla de enfrente, los barecitos en la otra…

Puente Don Luis I
Puente Don Luis I

Pero quizás lo que más me sorprendió fue que eran sobre las nueve de la noche y ¡todo estaba prácticamente desierto! Sí, es cierto que era un día entre semana, de finales del mes de febrero, pero, no sé… pensaba que siendo una zona tan turística estaría un poco más lleno. Todo lo contrario, comprobé que el turismo en esa zona es mucho más diurno que nocturno.

Día 2

Empecé con un buen desayuno en nuestro hotel para cargarme de energía y ¡a descubrir Oporto! La primera parada fue recorriendo la avenida Boavista a pie para llegar a la Casa da Música. Este impresionante edificio, obra del arquitecto holandés Rem Koolhaas, hace las delicias de todo el que por allí pasa. De hecho, desde su terminación en el año 2.005, seis años después de lo planeado, se ha convertido en un auténtico icono de la ciudad de Oporto.

Casa da Musica
Casa da Musica

Un buen tormentón me sorprendió a la salida así que, tras una pequeña parada técnica a mitad de camino, conseguí llegar al N’O Mercado. Un mercado con diferentes puestos para comer, nada de un mercado donde comprar fruta, verdura, carne o pescado, sino más bien de bares. Durante mi visita, además, en las zonas comunes había una exposición de fotografías de partos, en hospital, en casa, en la calle, eran obras de diferentes fotógrafos, ¡y era impresionante! ¡Qué imágenes!

Exposición fotográfica en N'o Mercado
Exposición fotográfica en N’o Mercado

Continué mi camino hacía la Ribeira, que quería volver a visitar tras la noche anterior, pero de día. Y puedo decir que sí, si de noche ya me había gustado, de día es aún más bonito. ¡Qué paseo tan agradable! Y respirar ese aire que ya empieza a oler a mar… Desde que vivo cerca de él se nota, y es que la vida cerca del mar es más vida. Ahora empiezo a entender a tantos artistas, pintores, compositores, etc. que se van a vivir cerca del mar para encontrar la inspiración.

Después decidí subir al puente Don Luis I, aunque tuve que echarle ganas, ya que una buena tanda de escalones me esperaba por delante. Eso sí, si eres un poquito más comodón (o menos deportista) y no te importa pagar unos euros, también puedes hacerlo en funicular.

Cruzando el Puente Don Luis I
Cruzando el Puente Don Luis I

Y es que da igual cómo subas, de una manera o de otra, pero lo que no te puedes perder son las vistas. Contemplar cómo el río Duero se introduce en el mar Atlántico; admirar los tejados naranjas, con las ropas tendidas en las ventanas… para mí un paisaje tan característico portugués, y uno de los motivos por lo que yo no me perdería una visita a Oporto.

Y de ahí me fui a ver la estación de trenes de Sao Bento, que era uno de los puntos que no me podía perder en mi visita a Oporto. ¡Qué paneles de azulejos más impresionantes!

Día 3

Ya sé que muchos me diréis que no sois de turismo comercial y os aseguro que yo tampoco, pero lo de introducirme en la cotidianidad de los destinos que visito es algo que me gusta mucho. Estando allí descubrí que el centro comercial El Corte Inglés tiene uno en Oporto y que además, para los turistas que pasan por la ciudad, tienen un servicio de transfer para recogerlo en sus hoteles y llevarlos hasta sus instalaciones. Mi idea no era comprar mucho, vamos, ni mucho ni casi nada, pero ir a ver aquella parte de la ciudad sí que me llamaba mucho la atención, así que allí que me planté yo.

El Corte Inglés es como todos los Corte Inglés que puedas encontrar por España, nada especial llamó mi atención, pero las vistas que puedes ver durante el trayecto y allí si que merecen una visita al centro comercial.

A la vuelta le pedí al conductor de la furgoneta que si me podía dejar cercano a la Praça da Liberdade y por supuesto no hubo ningún inconveniente. Recorrí a pie toda la avenida, hasta subir a la librería Lello, lugar en el que dicen se inspiró J. K. Rowling para crear la obra de Harry Potter. Mi sorpresa fue grande al comprobar que para entrar a la librería, sí, una librería en un local comercial normal a pie de calle, tienes que pagar para entrar. ¡Pagar por entrar en una librería donde venden libros! La explicación que me dieron fue que estaban recibiendo una cantidad tan grande de turistas en los últimos años que tenían que regularlo de alguna manera. A cambio, si compras algún libro, te hacen el descuento del precio de la entrada en el mismo. No sé… me da qué pensar sobre los lugares que el turismo colapsa y entraríamos en el debate: ¿Turismo sí o turismo no? Aunque mejor lo dejo para otro día.

Iglesia del Carmen, con los típicos azulejos azules
Iglesia del Carmen, con los típicos azulejos azules

Siguiendo mi camino me encontré con la iglesia do Carmo, obra de José de Figueiredo Seixas. Esta iglesia se encuentra también muy próxima a la Torre de los clérigos y que nos da una muestra del azulejo azul portugués de estilo rococó. ¡Qué me gusta!

Día 4

Me levanté con muchas ganas de andar y de ir a conocer otra parte de Oporto por la cual aún no había paseado así que me dirigí andando hasta el Porto City Park, un parque impresionante con canchas polideportivas y rutas de ciclismo y senderismo, entre otras muchas actividades. Y después continué hasta el paseo marítimo, por la avenida de Montevideu.

Desde allí contemplé el Castelo do Queijo y fui testigo de la fuerza con la que el mar se adentra en la tierra. ¡Qué manera de romper sobre las rocas de la orilla! Decidí que quería seguir andando, hacía un día tan agradable… Así fui bordeando toda la orilla pasando por la avenida do Brasil hasta llegar a la Fortaleza Sao Joao da Foz. Y es que después de ese enorme paseo, tenía que volver a mi alojamiento, porque ¡necesitaba descansar!

Día 5

Tocaba volver a casa, pero no sin antes pararme a conocer Aveiro. Pero eso mejor ya os lo cuento en otro post.

Y vosotros, ¿cuál fue vuestra ruta por Oporto?

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