¿Has soñado alguna vez con un lugar mágico? ¿Un lugar donde se mezcle realidad y ficción?
Eso es lo que pude encontrar en mi última escapada al Teatro-Museo Dalí en Figueras (Gerona).
Este artista, nacido en dicha localidad en 1.904, no dejaba ni deja indiferente a nadie.
Lo primero que llama la atención es que el museo se encuentra ubicado en el antiguo Teatro Municipal de la localidad, el cual fue destruido al final de la Guerra Civil y sobre sus ruinas Dalí decidió crear su propio museo, porque en palabras textuales: “Dónde si no en mi ciudad ha de perdurar lo más extravagante y sólido de mi obra, ¿dónde si no?”
En el vestíbulo de techo al aire libre nos espera un Cadillac, como símbolo de modernidad, juventud, fuerza; junto a la Diosa “Gran Esther” que sujeta la barca amarilla que utilizaba Gala (su mujer) en Portlligat.
Y ya dentro del propio museo, el recibimiento no es menor, una gran pintura de Dalí de una mujer mirando al suelo con el corazón abierto en forma de puerta te recibirá junto a la célebre obra de “Gala desnuda mirando al mar” que se transforma en Lincoln. Si observas la obra a unos 20 metros de distancias podrás comprobar cómo se distorsiona la imagen.
Teniendo en cuenta la idiosincrasia de Dalí, el museo no tiene un circuito preestablecido, por lo que puedes ir recorriendo sus pasillos de un lado para otro. Eso sí, te recomiendo que cojas un plano del museo si no quieres quedarte sin ver ciertas salas. Yo cogí el mío desde el principio y aún así y todo tuve que volver un par de veces porque me había dejado obras por ver.
La sala Mae West no tiene desperdicio, y es que ¡cómo si no a un genio como Dalí se le pueden ocurrir esas ideas! Sube al camello para no perderte las vistas desde la lupa y no dejes de mirar al techo si no quieres perderte ni un detalle.
Numerosas son las obras pictóricas y escultóricas que aquí te puedes encontrar, os dejo una galería de imágenes con algunas, porque en este caso y, como bien dice el refrán: Más vale una imagen que mil palabras.
Y después de soñar y viajar dentro del museo a un mundo de irrealidades y fantasías, con la entrada del Teatro-Museo, también te permite acceder a la sala de Joyas diseñadas por Dalí. Tienes que salir del edificio del Teatro-Museo, y al girar la esquina se encuentra la sala donde están ubicadas. Un auténtico cofre del tesoro, donde se combinan las mejores piedras preciosas con unos diseños de ensueño. Es una sala pequeña, en comparación con el Teatro-Museo, ya que en unos 15-20 minutos se pueden ver todas. No sabría por cuál decidirme, pero creo que la que más llamó mi atención, sin lugar a dudas, es el Colgante del ojo, no puedo describir el porqué, sólo sé que me transmite algo especial.
Y aunque Salvador Dalí nació en Figueres, no fue aquí donde pasó el mayor tiempo de su vida. Además de vivir en ciudades como Madrid, París o Nueva York, su rincón favorito se encontraba en Portlligat, un pequeño pueblo mediterráneo perteneciente a Cadaqués, próximo al cabo de Creus, en España.
En Portlligat estableció su única residencia estable y fue el lugar donde residió y trabajó desde 1.930 hasta 1.982, donde tras la muerte de su mujer Gala se estableció en la residencia que poseía en Castillo de Púbol hasta su fallecimiento.
Para comprender qué le hizo permanecer tanto tiempo en dicha zona hay que ir a conocerlo.
Cadaqués posee uno de los más bellos paisajes marinos que he conocido hasta el momento. La luz penetra con intensidad, dejando unos colores de aguas aturquesadas y las numerosas barcas blancas que atracan en las aguas cercanas a la costa hacen de ella una bella estampa. Las montañas del fondo engrandecen dicha belleza y es que no hay mejor combinación que esos dos elementos de la naturaleza: agua y tierra, mar y montaña.
La mano humana también está presente, pero, en esta ocasión, ha sabido actuar con cordura y equilibrio, manteniendo una coherencia con la escasa construcción, simplificándola a un conjunto de blancas casas.
Un pueblo marinero que transmite serenidad, calma y paz. A los pocos minutos de conocerte, Cadaqués, ya comprendí porqué enamoraste a Dalí, porque sí, también te llevaste un trocito de mi corazón.
La casa de Dalí no puede tener mejor ubicación junto a estas aguas por las que salía a pasear en barca junto a Gala para descansar, hablar, e inspirarse para crear.
Actualmente la residencia se compone de un conjunto de antiguas casas de pescadores, pero hay que indicar que Dalí, en sus inicios, sólo compró una y, poco a poco, fue ampliando las posesiones hasta convertirlo en la casa-museo que actualmente podemos visitar, gestionada por la Fundación Gala-Salvador Dalí.
La vivienda en sí, la definiría como austera y sencilla. Tiene una estructura laberíntica. La planta baja se compone del recibidor del oso, sala de estar, biblioteca y terraza. Encontrándose en la planta superior la habitación de los modelos y taller, salón amarillo, salón de los pájaros, dormitorio, tocador de Gala, vestidor, sala oval y comedor de verano. En el exterior podemos disfrutar del patio con la piscina y el olivar.
El taller se compone de un ventanal enorme con vistas al mar, lo que permitía a Dalí disfrutar al máximo de las horas de luz y dónde aún podemos encontrar la obra inconclusa en la que estaba trabajando cuando la muerte de Gala le sorprendió.
La habitación amarilla, denominada así por la tapicería del sofá, destaca porque, si te pones en el centro de la sala y hablas, el eco suena en toda la habitación.
Y lo mejor de todo, me quedo con estas vistas desde el olivar. Un gran lugar para inspirarse.
Y esta ruta no la podía terminar sin subir al cabo de Creus. Dalí tenía un espejo al lado de la ventana de su dormitorio porque así podía presumir de ser el primer español en ver amanecer. Y es que allí arriba, aunque el viento es feroz, las vistas son alucinantes.
Dalí, te podrían calificar de excéntrico, loco, perturbado, majareta, pero eras un auténtico genio extravagante, no sólo con tu obra, sino con tu vida y tus palabras:
«La única diferencia entre un loco y yo, es que un loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy.»
Salvador Dalí
“Es evidente que existen otros mundos, eso seguro; pero, como ya he dicho muchas veces, esos otros mundos están en el nuestro, residen en la tierra y precisamente en el centro de la cúpula del Museo Dalí, donde está todo el nuevo mundo insospechado y alucinante del surrealismo.”
Salvador Dalí
¿De verdad no quieres ir a conocer esos otros mundos?
Interesante artículo. Me gustaría ir al museo, aunque la verdad q me he sentido un poco allí leyendo el articulo
¡Muchas gracias! Me alegra saber que temporalmente he podido trasladarte al legado que Dalí nos dejó. ¡Un gran artista!