Ya todos mis lectores fieles sabéis de mi recién estrenada maternidad. Y es que, ¡son tantas las cosas que cambian en tu vida cuando tienes un hijo!
Por supuesto no todos los cambios se producen de un día para otro, esto va poquito a poco y cada día descubres o te das cuenta de algo en lo que el día de antes ni te habías percatado. Si durante el embarazo cada semana te sorprendías con algo que iba siendo diferente, cuando lo tienes en brazos ¡boom! No es que algo vaya siendo diferente, ¡es que ya nada es igual! Y da igual lo mucho que te lo cuenten primas, amigas, tías, hermanas… Ésta es una de esas experiencias que hasta que no la vives en primera persona no las entiendes.
Pero, como os decía, todo esto no sucede de un momento a otro, sino que se va procesando paso a paso. Y es que a lo largo de este proceso te vas encontrando con una situación nueva tras otra. Y eso precisamente es lo que me pasó a mí la primera vez que fui a montar en coche con mi recién estrenado bebé.
No llevo una vida exageradamente convencional, así que no tengo coche y por supuesto al salir del hospital en lo del coche era lo último en lo que yo estaba pensando.
Pero al llegar a la puerta de la que había sido mi casa por unos días, los familiares que me acompañaban me preguntaron: “¿Y ahora cómo vamos a casa?” – “Andando” hubiera sido mi respuesta normal, lo que se hubiera esperado de mí, pero en aquella ocasión, no lo fue, así que propuse la idea de pedir un Cabify.
Ya sabemos todos los problemas, idas y venidas que estos servicios están teniendo en las grandes ciudades, pero aquí esta polémica no viene al caso. Así que, fuera como fuese, el solicitado vehículo llegó a recogernos, pero ¿cuál fue mi sorpresa? ¡Los bebés no pueden montarse en Cabify! No tienen licencia para sillita hasta a partir de los 2 años. Así que para todos los novatos como yo: ¡Bye, bye, Cabify, por una temporada! O, al menos, por todos esos momentos en los que andes cargando con tu bebé. Pero bien es cierto que aquí tengo que daros una información muy importante: En todas las ciudades esta política de bebés no funciona igual. Así que lo que a mí me pasó puede que en vuestra ciudad no sea igual. Os dejo el link de la información que da Cabify sobre cómo es el servicio para viajar con niños, pero ya os digo que no en todas las ciudades funciona igual.
Después de este primer fracaso de experiencia viajando en coche con mi bebé dentro de la ciudad, llegaría el definitivo: ¡Nos íbamos a conocer a la familia extremeña! Y sí, ya no teníamos más remedio que viajar en coche, porque lo de irnos andando desde Sevilla hasta Extremadura se hacía un poco complicado y porque para llegar a Extremadura lo mejor es ir en coche… No quiero entrar aquí en más polémicas, pero de verdad, ¿nadie de los que importa y tiene poder se ha dado cuenta de cómo una tierra y un pueblo está tan obsoleto en cuanto a medios de transporte públicos se refiere?
Pues sí, aproximadamente dos horas de trayecto que haría en coche mi pequeño bebé de dos meses. Y si os sale un bebé tan bueno y dormilón cómo el mío, se te harán más largas las dos horas a ti que a él. Porque él casi que en su pequeña cabecita pensará: “¿Pero ya hemos llegado? Si apenas me he echado una pequeña siestecita”. Y es que mi bebé en su primer viaje se pasó todo el trayecto dormido. Así que consejos no os puedo dar muchos, porque casi que no tuve que aplicar ninguno.
Me habían contado muchas cosas, que si hay bebés que vomitan y que llevara bolsa por si acaso, que llevara dentro del coche recambio de todo tipo: pañales, ropa, bodys… por si se daba alguna situación crítica. Pero, como os digo, no me hizo falta nada de nada, solo su sillita de bebé apta para el coche, música y ¡a dormir!
Mi bebé no ha cumplido ni los seis meses de vida, pero ya viajó junto a mi en nuestra primera escapada del año cuando nos fuimos a Oporto.
Aquí ya no estábamos hablando de un trayecto de dos horas, si no que nos metíamos en unos 600 kilómetros de distancia, que son los que separan Oporto de Sevilla, donde nos encontrábamos pasando una temporada con la familia.
Y sí, en este viaje en coche no os puedo decir que el bebé pasó todo el trayecto durmiendo, porque me diríais que ¿qué tipo de madre soy que no paro para darle de comer a mi hijo? O quizás más bien, ¿qué tipo de bebé tengo que no se despierta para comer en 600 kilómetros de recorrido? Aquí ya sí tuve que tirar de consejos y recomendaciones, aunque os confieso que lo que más me ayudo fue planificar los tiempos de recorrido adaptándolo a las horas de comida del bebé.
Cómo os decía al principio, el bebé lo cambia todo poniéndolo del revés. Antes, cuando hacía un trayecto en coche, era yo la que planificaba las paradas en función de los lugares en los que me quería parar a visitar. Ahora todo ha cambiado y las paradas se planifican en función de los horarios de comida del bebé. Para iniciar el trayecto, arrancamos justo cuando él ha terminado de comer, así podemos dar un avance rápido de unas tres-cuatro horas, hasta que el pequeño y dulce bebé se comienza a despertar como si no hubiera comido en días y pide a gritos su siguiente ración.
Hay algún que otro lugar que me hubiera gustado parar para visitar durante este trayecto, pero las necesidades mandan y ver al bebé que no se está enterando aún de nada, pero que algún día le diré: “¿Como que no has estado? ¡Te llevé yo cuando eras un bebé!” Eso me hace sentirme la mamá viajera más feliz del planeta.
A que sí, ¿a que vosotros también sois de los que viajáis en coche con bebés?