Vic, ciudad medieval

Plaza Mayor de Vic

Era un soleado domingo de septiembre cuando aparecí por allí. Tenía muchas ganas de conocer Vich, o Vic, como desde 1.982, según las últimas normas ortográficas catalanas, debe escribirse el nombre de este municipio.

Hay conocimiento demostrable de que desde el siglo IV a. C. ya había asentamientos aquí, aunque no sería hasta la época romana cuando adquiriera importancia, puesto que Vic se convertiría en ciudad tributaria. ¡Y menudo significado tendría ese hecho! Hasta tal punto que los romanos llegaron a construir en el punto más alto de Vic un templo.

Templo romano de Vic
Templo romano de Vic

Bueno, vale, sería un templo que con los años quedaría oculto, y que no se sabría de su existencia hasta 1.882. Fue en este momento cuando durante unos trabajos de derribo, unos obreros, por casualidad, se asombraran por la aparición de un capitel corintio. ¡Menuda obra de arte tenía ante ellos!

Sin embargo, a pesar de los numerosos usos que había tenido (cubierto por la estructura del Castillo de los Moncadas, residencia de los Veguers y prisión de la localidad) su estado de conservación es bastante bueno.

Después de numerosas subidas y bajadas, crisis y épocas de esplendor, el gran auge de Vic viene en el siglo XVIII donde su reanimación económica y demográfica alcanza un punto óptimo que le lleva a la aparición de importantes talleres de escultura y arquitectura, destacando grandes obras como su catedral: la Catedral de San Pedro.

Catedral de Vic
Catedral de Vic

La construcción de la Catedral se inició en torno al año 1.018-1.046 y va pasando por varias etapas, de las cuales se conservan diferentes elementos de cada una de ellas. Pero su actual portada de carácter neoclásico es de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Es de hecho, en el siglo XIX, cuando inicia su andadura el Museo Episcopal de Vic, justo enfrente de la catedral y sobre un antiguo claustro.

La catedral llega incluso a ser declarada Monumento Histórico Artístico, pero un incendio durante la Guerra Civil Española le provoca numerosos daños e incluso el derrumbe de parte del edificio, lo cual la lleva a tener que ser posteriormente restaurada.

Actualmente, lo que sí que se mantiene de la época románica inicial es la cripta y el campanario. ¡Todo un lujazo!

Y es que por Vic pasaron grandes artistas como incluso el mismísimo Gaudí. Éste acudió a Vic durante unas semanas para descansar, recuperar fuerzas y coger nuevas ideas, pero aún así no dejó de trabajar y creó unas farolas de basalto tallado con brazos de hierro forjado de los que suspendían dos lámparas con las fechas del aniversario del filósofo catalán Jaime Balmes, que por aquellos días se celebraba el centenario de su nacimiento (1.810). En lo alto de todo el conjunto se ubicó la típica cruz gaudiniana de cuatro brazos realizada también en hierro forjado retorcido como en los balcones de la Casa Milà de Barcelona.

Y es que hablar de Vic y no hablar de su Plaza Mayor es todo un pecado. Esta impresionante plaza porticada de forma cuadrada es todo un monumento en sí mismo. En medio tiene un espacio abierto y sin pavimentar donde se celebran ferias y conciertos. Mención especial hay que darle al mercado que aquí tiene lugar todas las semanas: martes y sábados. Lástima que mi paseo por Vic fue un domingo y no pude disfrutar de él, ¡así tengo un motivo más para volver!

En uno de los laterales se ubica el ayuntamiento, en un edificio gótico con campanario. Sobre otro de los laterales podemos encontrar la Casa Cornella, un palacio modernista del siglo XIX. Grandes edificios modernista se pueden admirar entorno a la Plaza Mayor de Vic como es la Casa Cortina, o la Casa Costa, aunque, en este último caso, es del siglo XX. Otras de las grandes casas que se encuentran en la Plaza Mayor es la Casa Tolosa, de estilo barroco del siglo XVIII, la Casa Moixó, que fusiona el estilo barroco con el renacentista del siglo XVI y la Casa Beuló mezclando estilo barroco, pero con elementos góticos.

Pero mayor pecado sería si hablamos de Vic y no hablamos de su gastronomía, porque ¡esto sí que es comer y bien! Vic es bien conocida por sus embutidos, especialmente el salchichón de Vic, aunque quizás diría que una de sus variantes más conocidas es el fuet.

Yo, aprovechando mi paseo por Vic en ese soleado domingo de septiembre, no puede dejar de caer en la tentación de sentarme a comer junto a la Plaza Mayor en uno de los restaurantes de reciente apertura: Tapa Major. ¡Y qué delicia de tapas! Totalmente recomendable. Llevan menos de un año funcionando y las tapas estaban espectaculares, haciendo la unión de unos ingredientes de exquisita calidad con una presentación de diseño. Todavía me estoy acordando de los exquisitos buñuelos de bacalao que degustó mi paladar. Uhm…¡delicioso!

Y es que, en Vic, hasta el más tranquilo de los paseos de sobremesa se convierte en algo mágico, porque la localidad simplemente invita a ello. ¡Cómo me gustó ir paseando tan relajada y encontrarme sin esperarlo con un reloj solar!

Callejuelas de Vic
Callejuelas de Vic

Estos instrumentos, usados desde tiempos tan remotos, que han permitido calcular el paso de las horas, minutos y segundos, tan solo con el uso de las sombras y un gnomon. ¿Nos os parece curioso?

¿Me decís alguno de los pueblos que más os hayan gustado durante una de vuestras escapadas de un soleado domingo?

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